domingo, 4 de marzo de 2012

MARIANA


MARIANA


Noches de verano envuelto en el vaivén de una vieja mecedora.
Impregnado por aroma de jazmines emanados de su pecho acogedor.
Cuantas tardes dedicadas a recolectar ese perfume para ella, a sabiendas de que me sería devuelto.
Mujer, madre y abuela en tiempos difíciles, nunca faltó en su rostro una sonrisa.
Con motivos más que suficientes nunca contaminó a nadie con sus penas.
Experta en labores de ganchillo y costura, ellas fueron las que quizás adornaban y vestían las penas que nunca se dejaban ver y existían.
Hilo conductor de vivencias humanas, transmisora de leyendas y canciones prohibidas, falta de bienes materiales, pero rica en espíritu y bondad.
Cumplió su cometido en la vida, dejar su recuerdo.
Aún hoy, no hay día en el que algo, por insignificante que sea, me haga retroceder a esos momentos ricos de la niñez.
Su recuerdo perdura incluso con quienes no la llegaron a conocer. 


Algo me empuja a dejar constancia de su paso por la vida.
Sabed que Mariana vino al mundo en 1900, aún no se había habituado a vivir cuando la muerte le arrebató al padre. Su madre, viuda, vuelve a contraer matrimonio y así
poder encajar la pieza perdida del puzzle, un padre para sus tres hijos. Pero la muerte hizo de las suyas y  le quitó lo más importante, la madre. Mariana queda huérfana sin conocer a los seres que le dieron la vida.
Enviudado, el padrastro decide emprender una nueva vida de la que Mariana y sus dos hermanos de madre no forman parte, ya que solo se lleva consigo al único hijo que el matrimonio tuvo en común.
Lo mejor que le pudo pasar a Mariana fue ser criada junto a sus hermanos al cobijo de su abuela, abuela que supo cubrir con creces la ausencia de sus padres, y a quien creo que debe esa forma de ser tan especial.
Se casó y dio como fruto cinco hijos, lástima que la persona con quien compartió su vida carecía de esa magia que ella se merecía y aún así  nunca renunció a ser ella, supo vivir y regalar su alegría.


Parte de ella sigue viva gracias a las semillas que plantó en terreno fértil y hoy siguen dando su fruto.



                                                                José Torres Martínez

2 comentarios:

  1. Una historia muy bonita, imagino que cuentas la vida de tus abuelos asta hoy, toda una vida, llena de ejemplos a seguir, gracias José por esta historia,un saludo :)

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    1. Gracias a ti por dedicar una parte de tu tiempo en leerlo. Gracias a las personas amantes de la lectura estas historias cobran sentido.

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